Luego el señor Ridículo pasó a saludar por mi ventana y me quedó un suspiro de su presencia, vaya tipo, muy agradable y divertido.
Entonces llegó la señora Conciencia para ser mi eterna institutriz y mostrarme lo que yo siempre intentaba ver, pero no lo lograba. Ha hecho ella un trabajo bastante bueno, y todo esto es gracias a que el señor Sentido Común no quiso quedarse conmigo. Gracias por su rechazo, estoy jodidamente bien así sin usted.
Otro plan cuidadosamente escondido en mi vestido@
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