De la verdad de mil palabras, que callen los dueños de las sombras y de las luces, que callen y cierren sus ojos, pero que queden atentos a escuchar la verdad de los poetas caídos en vida cuyos homenajes no existieron jamás. Que salgan a la calle y griten versos de verdad,
sin intenciones de convencer.
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